Desde la Antigua Europa, simbólicamente el útero se ha relacionado con el corazón.
De la misma manera que el corazón tiene el latido del amor, el útero tiene el latido de la vida.
La misma hormona que se libera dando un abrazo, es la misma que se libera al tener un orgasmo, la bien conocida oxitocina: la hormona del “amor”.
Por eso es tan importante la oxitocina endógena (natural) en el parto ya que ayuda a dilatar el cuello uterino.
En el momento del orgasmo el músculo pélvico se retrae y se expande rítmicamente similar al latido del corazón, pero más lento, generando olas de placer.
Al ampliar esa onda corporal, el movimiento se expande al mismo tiempo de la contracción del útero y la ola de placer.
De hecho, nuestras antepasadas representaban las oleadas del útero en imágenes con movimientos voluptuosos de animales como la serpiente, pulpos, medusas y peces.
Juan Merelo-Barberá afirma que el útero palpita como un corazón desde el momento que la mujer empieza excitarse sexualmente.
Dice que el cuello del útero se mueve hacia arriba y abajo siendo éste el origen del auténtico orgasmo femenino.
De hecho afirma que el orgasmo es el invento corporal para accionar la apertura del útero.
La conexión entre nuestro útero y nuestra conciencia es fundamental para comprender nuestra sexualidad.
El útero es una parte de nuestro cuerpo que nos aporta placer, deseo, alquimia emocional, creación de vida, compresión de nuestros ciclos y mucho más.
Reconciliarnos con esta vasija alquímica permitirá que dejemos de tener muchos problemas ginecológicos tan extendidos hoy en día (dolores de regla , partos dolorosos, infertilidad, falta de leche…).
En el retiro “Integrando el femenino para vivir con creatividad” aprenderemos a conectar nuestro útero a través de nuestra conciencia corporal y estar alineadas con nuestra sexualidad femenina.
"Mi experiencia con Shiatsu comenzó un tanto escéptica. Yo me encontraba en un momento de mucho estrés y esto derivó en problemas a nivel digestivo. Tras la 1era sesión, mi postura cambió radicalmente. Mi cuerpo ya no estaba agarrotado, me sentí menos ahogada la respiración y me encontraba en un estado mental más calmado. Esa misma tarde, descansé muchísimo y con cada sesión, he ido viendo mejoras también en mis digestiones."